Y que gran verdad es esa.
La cabeza, lo que hay dentro. Lo que hemos venido a llamar mente y lo que esta produce. Tu mejor aliado o tu peor enemigo. En cualquier caso, socios a la fuerza.
Si pasa tu cabeza, pasará el resto del cuerpo. Si desde arriba tu corazón escucha adelante, bombeará sangre a las piernas que te llevarán lejos. Si grita que no cabemos, se acabó el juego. Tenemos tendencia a sentenciar que algo es imposible sin siquiera acercarnos. A cerrar la puerta antes de haber llegado. A dar por perdidas batallas que no hemos librado.
Piensa que es lo que quieres y como conseguirlo. Encuentra el agujero por el que debes pasar. Mánchate, llora, grita. Enfádate contigo, con el mundo. Patalea. Cánsate.
Pero pasa, aprieta los dientes y pasa. Recuerda, si pasa tu cabeza, pasará el resto del cuerpo.
Deja de inventarte jaulas, de construir muros. Deja de imaginar precipicios. El mundo ya tiene suficientes obstáculos. Concéntrate en vivir y sobrevivir a ellos.
Escapa, escala, salta.
Tropezar es tan fácil como levantarse.
Nada es fácil. Salvo no hacer nada.
Busca un himno. Hazlo tuyo y hazte fuerte con él. Lucha, supervive.
Si pasa la cabeza, pasará el resto del cuerpo
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