Aunque no es algo tan simple.
No es pasión ni afición de mi padre ni lo fue nunca. Y aunque él apenas recuerda como empezó todo, con el tiempo y al tratar de proporcionarme a mi aquello que más feliz me hacía se fue convirtiendo en algo nuestro.
Yo, por mi parte, me esforce al máximo y aun sigo haciendolo, nunca me parecio correcto recibir tanto a cambio de nada.
Y ahora que después de tanto llorar y tanto reir, despues de momentos buenos y malos, sustos y alegrias veo las cosas con algo más de perspectiva no puedo hacer otra cosa que sonreir al ver esta fotografia que no es más que una prueba más de que mi padre, casi sin darse cuenta o sin apenas pretenderlo es el mejor padre que se puede tener.
A las pruebas me remito. Gracias Papá.
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