sábado, 22 de febrero de 2014

a buen entendedor,

pocas palabras bastan.

Cree el ladrón que son todos de su condición y no hay más ciego que el que no quiere ver. No hay mayor mentira que la que te cuentas a ti mismo, pero siempre hemos sabido que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo.

A este mundo hemos venido a jugar, a llevárnoslo todo, el problema es que a veces nos dejamos llevar por la curiosidad de que habrá dentro de la caja, porque la caja podría ser cualquier cosa, hasta un barco. El problema es el de siempre, que la curiosidad mato al gato.

Pero como al que madruga Dios le ayuda seguimos despertando cada mañana y seguimos nadando porque siempre nos han dicho que quien la sigue la consigue. Pero ¿qué pretendes conseguir?, ¿no ves que no le puedes pedir peras al olmo? que de donde no hay, no se puede sacar...

La esperanza es lo último que se pierde y por eso te sientas a esperar sentado, que pase lo que tantas veces pides detrás de un ojalá aunque luego lo niegues tres veces (y quizás alguna más). Y así es como el árbol no te deja ver el bosque...

que talen ya ese árbol por favor! que lo arranquen, que se lo lleven! que yo no me atrevo, que a mi me da miedo y me aferro al lo malo conocido y me estoy perdiendo lo bueno por conocer.
Aunque hierba mala nunca muere.

- Tranquila, no hay pena que cien años dure
- eso depende, ¿cuanto tienes pensado vivir tú?

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