Hay cosas en las películas que molan flojito. Quiero decir, hay cosas de
las películas que molan muchísimo y que hacen de ellas el espectáculo que son,
porque vamos a ver si tuviéramos ese nivel de emoción en nuestro día a día pues
no íbamos a llamar a Cofidis y pedir
un crédito para poder verlo en el cine. Pero no me refiero a esas cosas que
molan tanto, yo me refiero a las que molan, pero más flojito.
Por ejemplo: tu cuando, por lo que sea, no vamos ahora a ponernos a juzgar
la vida de la gente, pues te ves envuelto en un tiroteo, que a quien no le ha
pasado, que todos hemos dicho eso de “hoy salimos de tranquis”. Pues en la vida
real estar en un tiroteo es una cosa muy complicada, porque claro hay varias
personas que llevan armas y tienes que tener cuidado de que no te de ninguna.
En el cine esto es más sencillo, tu solo tienes que preocuparte del que te está
disparando a ti, porque esa persona está ahí para ti, para lo que sea, el
contigo, a muerte. Solo te va a disparar a ti, y si no te tiene a tiro, pues se
espera! Ya aparecerás otra vez, pero él no se va a poner a disparar a otro, que
ni le conoce ni nada. Esto es una cosa que está muy bien, hay un orden un saber
dispararse, con educación. Cada hombre armado tiene su blanco y de ahí no le
muevas. Me les imagino ahí...”Dimitri!” – bueno, es que me estoy imaginando una
película de terroristas rusos- “dispara!!” y el Dimitri que es un hombre que
podrá ser todo lo terrorista y todo lo sanguinario que tú quieras pero oye, se
ha leído el guion “ – no, a mí me han dicho que dispare al rubio, y yo solo
disparo al rubio”. Esto es una cosa que
mola, porque aumenta las probabilidades de sobrevivir, solo te tienes que fijar
en uno, una vez se le acaben las balas pues te puedes hasta salir a echar un
cigarrito en lo que acaban.
Aquí topamos con otra cosa, que mola o no mola según se mire y es que el
suministro de balas nunca está claro, porque lo mismo te matas a media Rusia
sin cambiar el cargador, que se te acaban las balas justo cuando estas cara a
cara con el más malo de toda la peli, que se le pone una sonrisilla al tío
cuando aprietas el gatillo y aquello no va… que le llegan a poner la música del
anuncio de la lotería y lo mismo nos echamos hasta unas lagrimillas. Si, y
aprovecho para decir que ese anuncio os emociona por la música que le han
puesto, que está puesta a mala idea, a sacar lagrima, ese mismo anuncio con
otra música te puede dar desde asco hasta risa. Bueno el caso es que en las
películas no te puedes fiar el cargador de tu arma y bueno, si ese día esta
generoso pues bien porque puedes estar toda la película sin preocupaciones, lo
malo es que te puede dejar tirado en cualquier momento, sobre todo si vas
ganando.
Otra cosa que mola flojito de las pelis es el momento “me han dado Mike, me
han dado” que viene a ser cuando a uno de los protagonistas de la película su
asesino asignado le ha alcanzado y está ahí, con la manica en el pecho a modo
de gasa compresora. Este momento me encanta porque su amigo, que se acaba de
percatar y le ha pedido un receso de cinco minutos al tío que le estaba
disparando para poder acercarse donde Mike, se arrodilla junto a él y le dice
cosas como “aguanta Mike”. Y Mike aguanta, porque Mike es un colega de los que
ya no quedan, y si se tiene que esperar para morir cuando acabe el tiroteo pues
se espera. Y cuando se acaba el tiroteo pues Mike sigue ahí, porque vale que
solo tenga 5 litros de sangre como todos los mortales pero él se la administra y
la ha ido perdiendo a poquitos, eso sí, está el hombre muy mal ya pero aun
así!, aun así! Se espera para entrar en shock a que su amigo haya terminado y
este otra vez junto a él. ¿Y entonces? ¿Llamamos a la ambulancia ya? No no, en
las películas el equivalente a llamar a la ambulancia e iniciar RCP a tu amigo
es decir “No, no te mueras, no por favor, no te mueras” y arreglado. Ah, que no
mola ¿no?
Y las constantes vitales de Mike aguantan, como aguanta un móvil que se
está quedando sin batería a que llegues a casa pero pitando cada X minutos para
recordarte que está ahí muriendo, pues Mike no pita no, pero tose, de vez en
cuando tose como diciendo “se me va la vida eh”. Pero aguanta el tío, porque no
lleva ahí 2 horas y media de película para morirse ahora que vienen los
créditos y espera a que llegue la ambulancia (que nadie ha llamado, porque ahí
está Mike y el colega y 50 rusos muertos, que se han cargado entre los dos con
medio cargador y adhesivo de montaje que nunca viene mal). Y llega la
ambulancia, y aquello es una fiesta! Como mola que llegue la ambulancia porque
ellos se encargan de llamar a la policía, a los bomberos y a dos vecinas
curiosas en bata para que merodeen mientras acordonan la zona. Y sacan a Mike
de allí, que según sea de duro el tío saldrá en camilla o tranquilamente
apoyado sobre el hombro de algún compañero. No lo dicen, pero Mike se apellida
Urrutia casi con toda seguridad.
El caso es que los de la ambulancia empiezan a cargar a Mike y este se
quita la mascarilla para poder decir unas palabras a sus compañeros, no olvidemos
que es un tío que no es que haya perdido sangre, es que la debe ya y que hace
nada había perdido la conciencia, que no nos vamos a poner tiquismiquis con
Glasgow ni nada pero vamos, que la conciencia le viene y va según le conviene.
Pues ahí está diciendo algo ingenioso para terminar, porque la sangre se
pierde, pero el sentido del humor nunca. Y le dice algo a su compañero del
tipo: te lo dije, me debes 20 pavos.
Y el
resto de la gente que no necesita tantos cuidados como Mike pues les calzan una
manta, porque esto de estar a punto de morir y eso pues te deja frío y nunca
viene mal echarse una mantita por encima y en ocasiones hasta un café (depende
del presupuesto de la película, en las españolas por ejemplo no les dan ni
manta como mucho una colleja que calienta parecido y es gratis, sobre todo si
sale Resines).
(...)
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