Aunque no te des cuenta y aunque yo no quiera.
Aunque admitirlo sea tan doloroso y estúpido como golpearse el meñique contra la pata de la mesa deliberadamente. Mírate ahí, jugando a ser imprescindible mientras yo hago equilibrismos para no caerme de la cordura. Voy sin arnés y no hay red. Menudo circo.
Tengo derecho a guardar silencio aunque no esté haciendo uso de él y probablemente todo lo que diga será usado en mi contra; pero no importa porque voy a declararme culpable. No tengo una buena mano pero hemos venido a jugar así que compro vocal y resuelvo.
Eres serotonina,
y me daré cuenta cuando me faltes.
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