El ambiente cargado de erotismo arropaba a los dos amantes mientras se deshacian de sus ropas como si estas les quemaran. De pronto una alarma los alertó.
Los cuatro ojos dirijeron sus miradas escandalizadas al localizador de tobillo del impetuoso amante.
Se acabo la fuerza y la pasión. Los botones volvieron a abrocharse, las cremalleras retrocedieron en su descenso.
Ninguno de los dos sospechó que la cena que yacía en el microondas ya estaba calentada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario